El tiempo: desajustes cronológicos

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Ya en su comienzo se descubre que, a diferencia de los libros de  caballerías, localizados temporalmente en épocas remotas, el Quijote transcurre en un tiempo cercano («no ha mucho tiempo«), es decir, casi ahora y no en tiempo de Maricastaña, como señala Torrente Ballester.

La cronología interna del relato, el tiempo del discurso, mantiene casi siempre un orden lineal, acorde con la sucesión temporal de los hechos de la historia. Don Quijote emplea, en sus dos primeras salidas, treinta y ocho días, repartidos en dos días para la primera, dieciocho días de descanso en casa y otros dieciocho para la segunda. El recuento se da minuciosamente en el relato. Tan minuciosamente como que los detalles que nos dice Cervantes, de ser el primer día viernes (recuérdese que «Acierta a ser viernes aquel día» y por eso en la venta le sirven bacalao) y caer el último en domingo (recuérdese la llegada a la aldea de don Quijote enjaulado a la mitad del día en que por ser domingo todo el vecindario se hallaba en la calle), marcan un espacio de tiempo de exactamente 38 días que van de un viernes al sexto domingo siguiente. Si a esto añadimos que la carta de don Quijote a Dulcinea, escrita el día vigésimo sexto de estos treinta y ocho, está fechada en Sierra Morena el 22 de agosto, según la edición príncipe, o el 27 del mismo mes, según la rectificación de la edición de Bruselas de 1608, nos vemos obligados a situar la acción de la novela, puestos ya a atribuir la máxima verosimilitud al relato cervantino, o bien en el año 1600 (caso de la carta fechada el 22), con los 38 días entre el 28 de julio (primer día) y el 8 de septiembre (último día).

Pero, por motivos nunca explicados del todo, la cronología del relato resulta desconcertante en sus frecuentes desajustes, que hacen imposible una ordenación lógica del transcurso temporal del Quijote.

  • La primera salida de don Quijote se produce en dos días de un mes de julio y, sin embargo, el ama cuenta tres días (capítulo 5, 1ª parte).
  • En un mismo día los huéspedes de la venta cenan dos veces y hasta podríamos decir que tres.
  • La segunda salida, antes de cuyo inicio pasan unos diecisiete días (capítulo 6, 1ª parte), abarca algo menos de un mes y tiene su referencia temporal más precisa en la fecha del 22 de agosto (libranza de pollinos de don Quijote a Sancho, capítulo 25, 1ª parte), con lo cual se contradicen las referencias a la siega, en pleno mes de agosto, en boca de Sancho y de Juan Palomeque.
  • Es imposible delimitar con precisión el tiempo transcurrido en Sierra Morena.
  • Es igualmente confuso el tiempo que pasa la comitiva de don Quijote pasa en la venta (novelas intercaladas y otros sucesos).

La cronología de la segunda parte es aún más disparatada:

  • Antes de la tercera salida transcurre casi un mes (capítulo 1, 2ª parte), ¿cómo es posible que en tan poco tiempo la primera parte esté ya publicada y haya sido leída, si solo en traducirla el morisco aljamiado había invertido un mes y medio.
  • Con elo se contradice también la decisión de ir a Zaragoza, donde de allí a pocos días se celebran las fiestas de San Jorge (capítulo 4, 2ªparte), patrono de la caballería aragonesa cuya festividad coincide con el 23 de abril.
  • Otro disparate cronológico viene dado por la fecha del 20 de julio (carta de Sancho a su mujer, capítulo 36, 2ª parte) y, encima, del año 1614.
  • La llegada a Barcelona aporta un motivo más de desconcierto: se produce en la víspera de San Juan Bautista (probablemente la festividad de Degollación, el 29 de agosto; o la de Natividad, el 24 de junio).

Esta disparatada cronología del relato ha recibido interpretaciones diversas, y en todas partes puede haber algo de verdad: descuidos y olvidos de Cervantes, manifestaciones de la ironía y el perspectivismo, atención al tiempo mitológico  y no al real, mayor preocupación por la verdad poética que por la histórica…

Lo cierto es que la consideración del tiempo del discurso como elemento fundamental en la estructura narrativa es un hallazgo de la novela posterior a Cervantes, que también en este orden fue un renovador al romper la secuencia lineal del relato en favor de la simultaneización temporal de lo ocurrido a Sancho en el gobierno de Barataria y a don Quijote en el castillo de los duques: dedica alternativamente un capítulo a cada uno (capítulos 44 y 45 de la 2ª parte), quedando relacionado y homogeneizado el tiempo de ambos focos espaciales mediante las cartas cruzadas.

[Textos extraídos de la edición de la introducción a la edición de  Don Quijote de la Mancha de la editorial Anaya, preparada por Ángel Basanta; del artículo «Itinerario y cronología en la segunda parte del Quijote» de José María Casasayas, publicado en Anales Cervantinos, XXXV, 1999.]