Guillaume de Poitiers

Guillermo de Poitiers (Bibliothèque Nationale, MS cod. fr. 12473) Fuente: wikipedia.

En los Cancioneros este trovador aparece con el nombre de Coms de Peitieus, históricamente, Guillermo, VII conde de Poitiers y IX duque de Aquitania. Gracias a su alta categoría feudal poseemos sobre él abundantes datos que nos han transmitido los cronistas de la época.

Nació el 22 de octubre de 1071, hijo de Gui-Geoffroi (Guillermo VI y VIII) y de Audearda, hija del duque de Borgoña, matrimonio al que la Iglesia se opuso por razones de consanguinidad, lo que obligó al padre de Guillermo a hacer un viaje a Roma, en el que por lo menos consiguió que el papa Gregorio VI reconociera la legitimidad de su hijo, antes considerado bastardo.

Guillermo perdió a su padre a los quince años y se convirtió en el rico heredero de unos dominios que en ese momento eran más extensos que los del rey de Francia, de quien era nominalmente vasallo.

Muy joven todavía, Guillermo se casó con Ermengarda de Anjou, unión que duró muy poco, pues en 1092 esta dama aparece casada otra vez con el duque de Bretaña, aunque en vida de este último Emerganda se retiró a la abadía de Fontevrault. Dos años más tarde, nuestro trovador vuelve a casarse con Felipa, hija y heredera del conde Guilhem de Tolosa. La boda con Felipa permitió al duque de Aquitania ocupar el Tolosanés, hacia 1097, sin seria oposición, pues el titular del condado, Raimon de Sant Gil, tío de Felipa, al partir para Tierra Santa como cruzado manifestó que no regresaría a sus dominios.

Abadía de Fontevrault a la que se retiraron las dos esposas de Guillermo de Poitiers. Fuente: wikipedia.

En 1112 Guillermo comenzó una relación con la vizcondesa de Châtellerault que provocó una grave querella entre Guillermo y su hijo, que se puso al lado de su madre. Hacia 1115 Felipa se retiró también a la misma abadía en la que se había refugiado Ermengarda disgustada por los amores irregulares de su marido y con ella Audearda, hija suya y del trovador.

Poco sabemos de la citada vizcondesa, conocida como Dangerosa o Maubergeonne; en todo caso, Guillermo se envanecía de sus amoríos con ella y, al parecer, llevaba en su escudo pintado el retrato de la vizcondesa porque afirmaba que quería tener a su lado en la batalla a aquella que tenía a su lado en el lecho.

Cuando en 1114, el obispo Pedro iba a pronunciar en la catedral de Poitiers la fórmula de excomunión, tal vez debida a esta irregularidad amorosa, Guillermo, espada en mano, lo amenazó de muerte, y ante la entereza del prelado que, a pesar de todo pronunció la fórmula y lo desafió a que lo hiriera, nuestro personaje respondió que lo odiaba hasta tal punto que no entraría en el cielo mediante la ayuda de su mano. Y cuando Girard, el legado pontificio y obispo de Angulema, lo excomulgó nuevamente por el mismo motivo, Guillermo le replicó sarcásticamente: «Antes peinarás en la frente tus cabellos que yo repudié a la vizcondesa.» El obispo era completamente calvo.

De nuevo en sus dominios, que había gobernado durante la ausencia su esposa Felipa, Guillermo intervino activamente en diferencias y luchas entre sus vasallos y en conflictos con obispos y abadías. Tuvo que luchar contra Hughes Le Brun de Lusignan y su aliado Guillaume de Parthenay, y en una de las acciones de esta pequeña guerra fue herido en un pierna y hasta se temió por su vida.

Cuando llegó a Occidente la noticia de la caída de Jerusalén, Guillermo de Poitiers partió hacia Tierra Santa en marzo de 1101, al mando de un contigente en el que figuraban sus principales vasallos. La expedición tuvo un fin desastroso: cayó en una emboscada en Asia Menor. Guillermo, uno de los pocos que escaparon, logró llegar a Antioquía. En Pascua de 1102 fue recibido por el rey Balduino en Jerusalén. Embarcado para Occidente, una tempestad lo obligó a regresar a Antioquía y entonces participó en el asedio de Ascalón. El 29 de octubre de 1102 estaba de regreso en Poitiers.

En 1113 volvió a ocupar el condado de Tolosa, al que aspiraba Alfons Jordan, hijo de Raimon de Sant Gil, ayudado este por los grandes vasallos del Languedoc, y las armas le fueron adversas y perdió la herencia de su esposa Felipa.

Cuando, tras la conquista de Zaragoza, los musulmanes españoles emprendieron una seria campaña contra Aragón, el rey Alfonso el Batallador logró el auxilio militar de un cuerpo de seiscientos caballeros mandados por el duque de Aquitania, a quien había sido levantada la excomunión en 1117 y acudía a esta empresa como cruzado. Consta que participó en la victoria de Cutanda y que condicionó la inmediata reconquista de Calatayud y de Daroca.

De vuelta a sus dominios, Guillermo de Peitieu murió, seguramente en Poitiers, el 10 de febrero de 1126, y fue enterrado en la abadía de San Juan Evangelista de Montierneuf.

Los historiadores contemporáneos o ligeramente posteriores ofrecen epigramáticos retratos de Guillermo de Peitieu: «enemigo de todo pudor y de toda santidad», «vehemente amador de mujeres», «fatuo y lúbrico y que se revolcaba en el fango». Pero no dejan de señalar su gracia, sus bromas y lo divertido que resultaba su trato, ni de atribuirle «recitales» que provocaban grandes carcajadas. Y hasta nos informan de que componía canciones en versos rítmicos, pues cuenta Orderico Vital que, al regresar de Tierra Santa «cantó en versos rítmicos las miserias de su cautiverio, con alegre melodía, ante reyes y grandes barones cristianos».

La obra

La obra conservada de Guillermo de Poitiers se reduce a once poemas que se suele distribuir en tres grupos:

Poemas sensuales

Piezas en las que el trovador se dirige a sus companho, compañeros o jóvenes caballeros de su mesnada, y en las que expone temas chistosos, divertidos o francamente obscenos al hablar de sus amores con sus amigas.

Farai un vers de dreit nien:
non er de mi ni d'autra gen,
non er d'amor ni de joven,
ni de ren au,
qu'enans fo trobatz en durmen
sus un chivau. 

Non sai en qual hora.m fui natz,
no soi alegres ni iratz,
no soi estranhs ni soi privatz,
ni no.n puesc au,
qu'enaisi fui de nueitz fadatz
sobr'un pueg au.

No sai cora.m sui endormitz,
ni cora.m veill, s'om no m'o ditz;
per pauc no m'es lo cor partitz
d'un dol corau;
e no m'o pretz una fromitz,
per Saint Marsau!

Malautz soi e cre mi morir,
e re no sai mas quan n'aug dir.
Metge querrai al mieu albir,
e no.m sai tau;
bos metges er, si.m pot guerir,
mor non, si amau.

Amigu'ai ieu, non sai qui s'es:
c'anc no la vi, si m'aiut fes;
ni.m fes que m plassa ni que.m pes,
ni mo m'en cau:
c'anc non ac norman nin franses
dins mon ostau
Haré un verso sobre absolutamente nada
no será sobre mí ni sobre otra gente,
no será de amor ni de juventud,
ni de nada más,
sino que fue trovado durmiendo
sobre un caballo.

No sé en qué hora nací,
no estoy alegre ni triste,
no soy arisco ni soy sociable,
ni puedo ser de otro modo,
porque fui hechizado una noche
sobre una alta montaña.

No sé cuándo estoy dormido
ni cuando velo, si no me lo dicen,
por poco se me quiebra el corazón
por un cordial dolor
y ello no me importa una hormiga
¡por san Marcial!

Estoy enfermo y temo morirme
y solo sé lo que oigo decir.
Buscare médico a mi capricho,
y no sé de ninguno así;
será buen médico, si puede curarme
pero no si empeoro.

Tengo amiga, no sé quién es,
pues nunca la vi, a fe mía,
no hizo nada que me gustase ni me pesase
y no me importa
porque nunca hubo normando ni francés
dentro de mi casa. 

Podemos escuchar el poema cantado por el Ensemble Tre Fontane:

Poemas «tiernos»

Son poemas corteses en los que aparece el vasallaje amoroso y en las que el trovador canta a la domna.

Leamos ahora una típica canción cortesana, Ab la dolchor del temps novel, en la que no se advierte ningún rastro de ironía, aunque sí la expresión desenfadada, familiar y optimista de los dos últimos versos.

Ab la dolchor del temps novel
foillo li bosc, e li auchel
chanton, chascus en lor lati,
segon lo vers del novel chan;
adonc esta ben c'om s'aisi
d'acho don hom a plus talan.

De lai don plus m'es bon e bel
non vei mesager ni sagel,
per que mos cors non dorm ni ri,
ni no m'aus traire adenan,
tro que eu sacha ben de fi
s'el es aissi com eu deman.

La nostr' amor vai enaissi
com la branca de l'albespi
qu'esta sobre l'arbre tremblan,
la nuoit, a la ploia ez al gel,
tro l'endeman, que•l sols s'espan
per la fuella vert e•l ramel.

Equer me membra d'un mati
que nos fezem de guerra fi,
e que•m donet un don tan gran,
sa drudari' e son anel:
equer me lais Dieus viure tan
c'aia mas manz soz so mantel.

Qu'eu non ai soing de lor lati
que•m parta de mon Bon Vezi,
qu'eu sai de paraulas com van,
ab un breu sermon que s'espel,
que tal se van d'amor gaban,
nos n'avem la pessa e•l coutel
Con la dulzura del tiempo nuevo
los bosques se llenan de hojas y los pájaros
cantan, cada uno en su latín,
según el verso del nuevo canto:
Entonces conviene que cada cual
se provea de aquello que más anhela.

Del lugar que considero más bueno y bello
no veo [llegar] mensajero ni misiva,
por lo que mi corazón no duerme ni ríe,
y no me atrevo a seguir adelante
hasta que sepa bien 
si el resultado será como yo quiero.

A nuestro amor le ocurre
como a la rama del blanco espino,
que está en el árbol temblando
por la noche, por la lluvia y el hielo,
hasta que al día siguiente el sol se extiende
por las hojas verdes en el ramaje.

Aún me acuerdo de una mañana
en que dimos fin a la guerra,
y que me otorgó una gran dádiva:
su amor y su anillo.
¡ojalá Dios me deje vivir
hasta que ponga las manos bajo su manto!

No me preocupa que extraño latín
me separe de mi Buen Vecino,
porque sé el alcance que tienen las palabras
que se difunden en un breve discurso.
Vayan otros envaneciéndose de su amor:
nosotros tenemos la pieza y el cuchillo. 

Podéis escuchar la canción interpretada por Lou Tapage:

Canto de Guillermo de Poitiers de despedida del mundo

Se había creído que este poema era una «canción de penitencia» escrita por Guillermo de Poitiers en 1117, cuando le fue levantada por el papa la excomunión y se propuso emprender una peregrinación, tal vez a Santiago de Compostela. Pero J. Storost en su minucioso estudio descubrió que fue compuesta cuando, a consecuencia de una guerra local contra los señores de Lusignan y de Parthenay, Guillermo fue herido gravemente en una pierna y estuvo en peligro de morir.

Parece ser que esta situación provocó que Guillermo compusiese este canto, de ritmo litúrgico y tono sincero, con muestras de arrepentimiento y gran preocupación por la muerte de su hijo y heredero, el futuro Guillermo X, que entonces tenía unos doce años.

La melodía de esta composición disfrutó de cierto prestigio, ya que en el misterio provenzal de Santa Ainés, del siglo XIV, hay una serie de fragmentos líricos sobre los que se acota que deben ser cantados con melodías de canciones trovadorescas muy divulgadas, y para uno de ellos se pide que se interprete con la música del planto del conde de Poitiers.

Pos de chantar m'es pres talenz,
farai un vers, don sui dolenz:
mais non serai obedienz
en Peitau ni en Lemozi.

Qu'era m'en irai en eisil;
en gran paor, en gran peril,
en guerra laisserai mon fil;
faran li mal siei vezi.

Lo departirs m'es aitan greus
del seignoratge de Peiteus!
En garda lais Folcon d'Angeus
tota la tera son cozi.

Si Folcos d'Angeus no.l socor,
e.l reis de cui ieu tenc m'onor,
faran li mal tut li plusor,
felon gascon et angevi.

Si ben no es savis ni pros,
can ieu serai partitz de vos,
vias l'auran tornat en jos,
car lo veiran jove mesqui.

Per merce prec mon compaignon:
s'anc li fi tort, qu'il m'o perdon;
et il prec En Jezu del tron
en romans et en son lati.

De proeza e de joi fui,
mais ara partem ambedui;
et ieu irai m'en a Cellui
on tut peccador troban fi.

Mout ai estat cuendes e gais
mas Nostre Seigner no.l vol mais:
ar non pues plus soffrir lo fais,
tant soi aprochatz de la fi.

Tot ai guerpit cant amar sueill:
cavalaria et orgueill;
e pos Dieu platz, tot o acueill,
e prec li que.m reteng'am si.

Toz mos amics prec a la mort
que.i vengan tut e m'onren fort;
qu'ieu ai agut joi e deport
long e pres et e mon aizi

Aissi guerspic joi e deport,
e vair e gris e sembeli.
Ya que me ha venido deseo de cantar
haré un verso, por el que estoy doliente
nunca más seré servidor
en Peitieu ni en Lemosín.

Pues ahora me iré al destierro;
dejaré a mi hijo con gran temor,
en gran peligro y en guerra;
sus vecinos le harán daño.

¡Qué duro me resulta separarme
del señorío de Peiteus!
Dejo a Folcón de Angiers en guardia
de toda la tierra de su primo.

Si no lo socorren Folcón de Angiers 
y el rey de quien tengo mi feudo,
todo el mundo le causará daño:
los viles gascones y los angevinos.

Si no se muestra muy avisado y animoso,
en cuanto me separe de vosotros,
lo derribarán muy pronto
al verlo mozo débil.

Pido por piedad a mi compañero:
si fui injusto con él, que me perdone
y rece a Jesús del firmamento
tanto en romance como en latín.

Fui amigo de la bravura y de la alegría,
pero ahora me separo de las dos 
y me encaminaré hacia Aquel
junto al cual todos los pecadores hallan reposo

He sido muy jovial y alegre,
pero Nuestro Señor ya no lo permite más:
ahora ya no puedo soportar más la carga,
tan cercano estoy del fin.

He renunciado a todo cuanto solía gustarme:
caballería y orgullo;
y, ya que place a Dios, todo lo acepto
y le ruego que me retenga a su lado.

Ruego a todos mis amigos que, a mi muerte,
vengan todos y me honren mucho,
pues yo he mantenido alegría y regocijo,
cerca, lejos y en mi morada.

Así, renuncio al gozo y al regocijo,
y a los veros, al gris y al armiño.