La prosa narrativa renacentista: novelas moriscas

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En la narrativa española del siglo XVI, además de la figura del pastor, cobra interés la figura del caballero musulmán, por la cercanía temporal de las últimas luchas en torno a Granada y los moriscos españoles. Los romances moriscos habían tratado ya la figura del moro de forma idealizada, como prototipos de nobleza, valor y belleza. En estas novelas no solo se idealiza la figura del musulmán, sino que  se ofrecen ejemplos de convivencia entre la cultura árabe y la cristiana.

Las novelas moriscas presentan una peripecia amorosa plagada de dificultades  en un espacio donde se combinan el exotismo oriental, el lujo y la fastuosidad.

Historia del Abencerraje y la hermosa Jarifa (1591)

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La primera muestra de esta modalidad narrativa es la  Historia del Abencerraje y la hermosa Jarifa (1561). De autor anónimo, y de marcado carácter sentimental y caballeresco. Se confirma en ella esa visión ennoblecida y caballeresca del moro, perceptible ya en algunos romances viejos. Cuenta la historia de Jarifa y Abindarráez, cuyos delicados y honestos amores se ven entorpecidos al ser él apresado por Rodrigo de Narváez, alcalde de Antequera. La generosidad del cristiano deja en libertad al moro, quien así puede casarse, quedando todos obligados y amigos.

El Abencerraje se publicó en tres versiones en los primeros seis años del reinado de Felipe II, cuando el Santo Oficio empieza a ejercer un control real sobre la vida religiosa de los antiguos mudéjares. En un momento en el que problema morisco alcanza una gran tensión aparece la novela en la que los protagonistas, moro y cristiano, pasan del enfrentamiento armado a una relación de mutuo respeto y confianza, para la que no es obstáculo la distinta ley que profesan.

Aquí tenéis un fragmento de la obra, donde el mismo Abencerraje se presenta. Podéis ver aquí una estupenda descripción de los «caballeros musulmanes» que van a ser protagonistas de muchas de estas novelas:

A mí llaman Abindarráez el moro, a diferencia de un tío mío, hermano de mi padre, que tiene el mismo nombre. Soy de los Abencerrajes de Granada, de los cuales muchas veces habrás oído decir, y aunque me bastaba la lástima presente sin acordar las pasadas, todavía te quiero contar esto. Hubo en Granada un linaje de caballeros que se llamaban los Abencerrajes, que eran flor de aquel reino, porque esa gentileza de sus personas, buena gracia, disposición y gran esfuerzo hacían ventaja a todos los demás; eran muy estimados del rey y de todos los caballeros, y muy amados y quistos de la gente común. En todas las escaramuzas que entraban, salían vencedores, y en todos los regocijos de caballería se señalaban; ellos inventaban las galas y los trajes. De manera que se podía bien decir que en ejercicio de paz y de guerra eran regla y ley de todo el reino. Dícese que nunca hubo Abencerraje escaso ni cobarde ni de mala disposición. No se tenía por Abencerraje el que no servía dama, ni se tenía por dama la que no tenía Abencerraje por servidor.

En la descripción que podéis leer a continuación queda clara la actitud que este tipo de narraciones adopta ante los personajes moros, en contraste con la abierta discriminación de que eran objeto los moriscos en la sociedad de la época:

Y metiéndose entre una arboleda que junto al camino se hacía, oyeron ruido. Y mirando con más atención, vieron venir por donde ellos iban un gentil moro en un caballo ruano; él era grande de cuerpo y hermoso de rostro, y parescía muy bien a caballo. Traía vestida una marlota (1) de carmesí y un albornoz de damasco del mismo color, todo bordado de oro y plata. Traía el brazo derecho rezagado (2) y labrada(3) en él un hermosa dama, y en la mano una gruesa y hermosa lanza de dos hierros. Traía una darga y cimitarra y en la cabeza una toca tunecí que, dándole muchas vueltas por ella, le servía de hermosura y defensa de su persona. En este hábito venía el moro mostrando gentil continente y cantando un cantar que él compuso en la dulce membranza(4) de sus amores, que decía:
                  Nascido en Granada
                  criado en Cártama,
                  enamorado en Coín,
                  frontera de Álora.
Aunque a la música faltaba el arte, no faltaba al moro contentamiento, y como traía el corazón enamorado, a todo lo que decía, daba buena gracia. 

Y en este otro fragmento, podéis leer el relato de su historia de amor:

Ésta y yo en nuestra niñez siempre nos tuvimos por hermanos porque así nos oíamos llamar. Nunca me acuerdo haber pasado hora que no estuviésemos juntos. Juntos nos criaron, juntos andábamos, juntos comíamos y bebíamos. Nasciónos de esta conformidad un natural amor que fue siempre creciendo con nuestras edades. Acuérdome que entrando una siesta en la huerta que dicen de los jazmines, la hallé sentada junto a la fuente, componiendo su hermosa cabeza. Miréla vencido de su hermosura, y parescióme a Sálmacis y dije entre mí: “¡Oh, quién fuera Troco para parecer ante esta hermosa diosa!”. No sé cómo me pesó de que fuese mi hermana; y no aguardando más, fuime a ella y cuando me vio con los brazos abiertos me salió a rescebir y, sentándome junto a sí, me dijo: “Hermano, ¿cómo me dejaste tanto tiempo sola?”. Yo la respondí: “Señora mía, porque ha gran rato que os busco, y nunca hallé quien me dijese dó estábades, hasta que mi corazón me lo dijo. Mas decidme ahora, “¿qué certinidad tenéis vos de que seamos hermanos?”. “Yo, dijo ella, no otra más del grande amor que te tengo, y ver que todos nos llaman hermanos”. “Y si no lo fuéramos, dije yo, ¿quisiérasme tanto?”. “No ves, dijo ella, que, a no serlo, no nos dejara mi padre andar siempre juntos y solos?”. “Pues si ese bien me habían de quitar, dije yo, más quiero el mal que tengo”. Entonces ella, encendiendo su hermoso rostro en color, me dijo: “¿Y qué pierdes tú en que seamos hermanos?”. “Pierdo a mí y a vos”, dije yo.

Como nos recuerda María Soledad Carrasco Urgoiti en su artículo «La cuestión morisca reflejada en la narrativa del Siglo de Oro», no estaban lejanos los tiempos en los que, al margen del enfrentamiento bélico, pudieron surgir tales relaciones humanas y más próxima estaba aún la convivencia tradicional entre mudéjares y cristianos viejos.  Y justamente la versión de El Abencerraje publicada el año 1561 en Toledo, bajo el título Parte de la Corónica del ínclito Infante Don Fernando que ganó Antequera, aparece dedicada al señor de un lugar de moriscos, quien interviene activamente en las gestiones que lleva a cabo la Diputación de Aragón a fin de que se revoquen ciertas medidas promulgadas por el Tribunal del Santo Oficio en Zaragoza, que afectan a los nuevos convertidos e indirectamente a los lugares de señorío. [1]

La obra parece surgir en un ambiente donde resultaba posible la alianza entre los moriscos y los señores de vasallos, una sociedad que se sintió amenazada al quebrarse el orden que había permitido la integración del elemento mudéjar.

Podéis ver un fragmento de la obra La Jarifa, interpretado por el grupo La Morgue:

[1] La novela se dedicó al mesnadero aragonés Jerónimo Jiménez de Embún, Señor de la villa morisca de Bárboles. Si os interesa saber más sobre el conflicto y el importante papel «pacificador» que la novela parece desempeñar podéis leer este artículo de María Soledad Carrasco Urgoiti: «El trasfondo social de la novela morisca del siglo XVI»

Las Guerras civiles de Granada de Ginés Pérez de Hita

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El título original de esta obra es Historia de los bandos de Zegríes y Abencerrajes  y se publica una primera parte en Zaragoza en 1595 y abarca los últimos tiempos del reino de Granada hasta que cae en manos de los Reyes Católicos. En 1619 aparece en Cuenca una segunda parte que arra la rebelión de los moriscos dirigidos por Abén Humeya. Es mucho menos interesante porque se ciñe más a lo estrictamente histórico en detrimento de la creatividad artística.

El autor se sirve del recurso, muy frecuente en la historia de la literatura, de fingir que lo que está contando lo traduce de un libro arábigo, cuyo autor es Abén Hamín.

En cuanto a la mayor o menor historicidad de la obra no se puede llegar a una conclusión definitiva ya que Pérez de Hita se sirve al mismo tiempo de fuentes históricas, como el Compendio histórico de Esteban Garibay y la Crónica de don Fernando y doña Isabel de Hernando del Pulgar, y de tradiciones populares y romances; de cualquier modo, lo cierto es que se basa en sucesos reales de las guerras civiles que dividieron a los moros en los últimos años de independencia.

La ambientación del libro está espléndidamente trazada. Introduce todas aquellas descripciones que contribuyen a dar mayor brillantez y exotismo al relato, especialmente de las fiestas y costumbres locales.  La idealización del moro también es extrema.

Su estilo es muy expresivo y colorista, aunque su prosa no siempre tiene la ligereza deseada. En medio del relato se intercalan hermosos romances moriscos, aunque no son en su inmensa mayoría obra del autor, quien se ha limitado a seleccionarlos e introducir pequeñas modificaciones.

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Enriquecimiento
 
 
[Fuentes: BLECUA, José Manuel [et al.] (2008), Lengua castellana y Literatura 1º, Madrid: Editorial SM; FERNÁNDEZ  SANTOS, Alonso [et al.] (1992), Literatura 2º, Barcelona: Magisterio Casals; ARROYO CANTÓN, Carlos [et al.] (2006), Lengua castellana y Literatura 1º de Bachillerato, Madrid: Oxford; GARCÍA MADRAZO, Pilar [et al.], (2008) Lengua castellana y literatura 1º de Bachillerato, Zaragoza: Edelvives. Proyecto Zoom;  MELÉNDEZ, Isabel [et al.], (1996) Lengua y literatura castellana 4º ESO, Madrid: ESLA; PASCUAL, José A. [et al.](2008) Lengua y literatura 1º Bachillerato, Madrid: Santillana; ESCRIBANO, Elena [et al.](2008), Lengua castellana y Literatura 1º Bachillerato, VALENCIA: ECIR; MARTÍ, S. [et al.] (2002), Lengua castellana y Literatura 1º Bachillerato, Barcelona: Teide; MARTÍ, S. [et al.] (2015) Lengua castellana y Literatura 1º Bachillerato, Barcelona: Teide; MATEOS DONAIRE, E. [et al.] (2015), Lengua castellana y literatura 1º Bachillerato, Madrid: McGrawHill; RIQUELME, J. [et al.] (2015), Lengua castellana y literatura 1º Bachillerato, Valencia: Micomicona; GARCÍA GUTIÉRREZ, M. [et al.] (2015), Lengua castellana y Literatura 1º Bachillerato. Serie Comenta, Madrid: Santillana; GUTIÉRREZ, S. [et al.] (2015) Lengua castellana y Literatura 1º Bachillerato, Madrid: Anaya.]