La lírica tradicional castellana: los villancicos

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Durante la Edad Media se produjeron diferentes muestras de lírica primitiva que manifestaban un fondo lírico común a todos los países románicos. Se trata de una poesía popular, anónima y de difusión oral, vinculada a la religión, a la magia y a la transmisión de información.

Portada del Cancionero de Uppsala

En Castilla se compusieron breves poemas, los villancicos, donde se perciben la influencia temática y formal de las jarchas. En los Cancioneros castellanos del siglo XV, junto a poemas de autores cultos, se recogen también muchas muestras de lírica de tipo tradicional que, por su belleza, merecieron figurar entre ellos.

Muchos de ellos siguen conservando la estructura formal de las moaxajas de dos formas:

  • Si es prácticamente igual, se llama zéjel.
  • Si tiene alguna variante en el estribillo o en la estrofa se llama villancico. Recordamos, por cierto, que el villancico no solo es una canción de Navidad, como actualmente, sino cualquier cantar «villano», o sea, de gente del pueblo. A «villano» se le añadió el sufijo -ico para indicar que eran cantares «de poca importancia».

Los temas de estos poemas son casi siempre el amor, conseguido o no, en todas sus variantes: ausencia, celos, soledad, deseo, rechazo, gozo, dolor… Aparece también el tema de la «malmaridada» y la joven que no quiere ser monja.

Se suele decir que muestran sentimientos bastante ingenuos, pero sólo si los comparamos con las complicaciones amorosas de la poesía de los trovadores. En la poesía de tipo tradicional se lee un amor pasional, nada pacato, donde el cuerpo tiene una especial importancia. Por eso se citan tanto los ojos, la cara, los cabellos de la mujer y hasta el color de su piel.

Llama la atención sobre todo la gran capacidad erótica, y a veces de ironía, que se le da a las cosas cotidianas: la cinta del pelo, la fuente, el cántaro, los árboles, el huerto, las flores, los ciervos, las garzas…

Os ofrezco a continuación una selección de lírica tradicional castellana interpretada por distintos grupos musicales. Empezamos con el villancico «¡Ay, que non hay!», extraído del Cancionero Musical de Palacio e interpretado por el grupo Hespérion XX.

¡Ay, que non hay!
¡Ay, que non era!
Mas ¡ay, que non hay
quien de mi pena se duela!

Madre, la mi madre,
el mi lindo amigo,
moricos de allende
lo llevan cativo,
cadenas de oro,
candado morisco.

Este otro villancico se titula «Quiero dormir y no puedo», lo oímos en la interpretación del grupo Música ficta:

Quiero dormir y no puedo
que me quita el amor el sueño.

No hay sosiego en mi cuidado
que anda suelto mi ganado.
Temo que me lo han robado
y que lo goza otro dueño.
Quiero dormir……

Cómo han de dormir mis ojos
si pretendo por despojos
duras espinas y abrojos
y al fin ser clavado en un leño.
Quiero dormir……

El villancico Al alba venid, buen amigo… y se encuentra recogido en el Cancionero Musical de Palacio:

También del Cancionero Musical de Palacio procede este titulado ¿Qué me queréis, caballero?

Un tema muy querido en la lírica popular castellana, La bella malmaridada, es decir, la mujer joven y hermosa casada con un hombre viejo.

Los villancicos acostumbraban a acompañar las faenas del campo, Tres morillas es un buen ejemplo de ello: