Florencia Pinar fue una escritora castellana de la segunda mitad del siglo XV. Como suele ser habitual en estos casos, conocemos muy poco sobre su lugar y fecha de nacimiento. Fue dama de la corte de Isabel I de Castilla y la primer mujer que participó en justas poéticas. Además fue una de las pocas poetas cuyas obras fueron incluidas en el Cancionero General.
Los títulos de dama o señora que recibe la autora en los Cancioneros denotan que pertenecía a una clase social alta y en sus obras se percibe que recibió una educación esmerada.
Solo se han conservado seis canciones de Florencia Pinar: ¡Ay! que hay quien más no vive; Destas aves su nación; El amor ha tales mañas; Hago de lo flaco, fuerte; Cuidado nuevo venido; Tanto más creçe el querer. También es obra suya una glosa al mote Mi dicha lo desconcierta.
Florencia Pinar destacaba por su habilidad con el lenguaje figurado y con el conceptismo, mostrando la doble naturaleza del amor, que es causa de placer y de dolor. Es también evidente su uso característico de alusiones sexuales indirectas
Un buen ejemplo de ello es la canción Destas aves su nación (que aparece en los canciones con la rúbrica Otra canción de la misma señora a unas perdices que le enviaron vivas) es conocida por su simbolismo y temas ocultos.
- Destas aves su nación
- es contar con alegría,
- y de vellas en prisión
- siento yo grave pasión,
- sin sentir nadie a mía.
- Ellas lloran que se vieron
- sin temor de ser cativas,
- y a quien eran más esquivas
- esos mismos las prendieron.
- Sus nombres mi vida son
- que va perdiendo alegría,
- y de vellas en prisión
- siento yo grave pasión,
- sin sentir nadie a mía.
En esa época la perdiz simbolizaba la promiscuidad femenina, puesto que la perdiz es un ave que queda fácilmente preñada. Este uso juguetón del simbolismo es una de las características distintivas de la poesía de Pinar.
Este poema se titula ¡Ay! que hay quien más no vive subtitulada, Canción de una dama que se dice Florencia Pinar:
¡Ay! que hay quien más no vive
porque no hay quien day se duele,
y si hay, ¡ay! que recele
hay un ay con que sesquive
quien sin ay vivir no suele.
Hay placeres, hay pesares,
hay glorias, hay mil dolores,
hay, donde hay penas de amores,
muy gran bien si dél gozares.
Aunque vida se cative
si hay quien tal ay consuele
no hay razón porque se cele,
aunque ay con que se esquive
quien sin ay vivir no suele.
Otro de sus poemas muestra el carácter contradictorio del amor a través de complicadas y muy efectistas metáforas:
El amor ha tales mañas
que quien no se guarda dellas,
si se l′entra en las entrañas,
no puede salir sin ellas.
El amor es un gusano
bien mirada su figura,
es un cáncer de natura
que come todo lo sano.
Por sus burlas, por sus sañas,
dél se dan tales querellas
que si s′entra en las entrañas,
no puede salir sin ellas.
Es de diversas colores
que quien no se guarda dellas,
si se l′entra en las entrañas,
no puede salir sin ellas.
Es de diversas colores,
críase de mil antojos;
da fatiga, da dolores,
rige grandes y menores,
ciega muchos claros ojos;
y aquellos, desque cegados,
no quieren verse en clarura;
hállanse tanto quebrados,
que dicen los desdichados
es un cáncer de natura,
a quien somos sojuzgados.
Éntranos por las axilellas
cuándo quedo, cuándo apriesa,
con sospechas, con rencillas;
y al contar destas mancillas
tal se burla que s′confiesa,
y aun las más defendidas
señoras del ser humano
cuando déste son heridas,
si saben y son garridas,
y a ellas come lo sano
y a nosotros nuestras vidas.