La cinésica

LA CINÉSICA

Se ocupa del estudio de los gestos y de los movimientos corporales que acompañan a las palabras en cualquier intercambio de información, así como de los códigos relacionados con el vestido y los complementos: vestirse de una determinada manera, tatuarse, hacerse un pirsin (que es la forma en la que la RAE recomienda escribir la palabra inglesa ‘piercing’, si no queremos usar la española ‘perforación’), ponerse un perfume o maquillarse constituyen actos de comunicación voluntarios.

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Curiosamente, no todas las culturas utilizan los mismos gestos para expresar determinados mensajes. Por ejemplo, en España, poner la palma de la mano sobre la tripa y hacer con ella movimientos circulares puede significar que se tiene hambre, mientras que en Italia esta información gestual se comunica haciendo girar el dedo índice sobre la mejilla. Aquí veis otros gestos que hacemos habitualmente en España:

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El comportamiento cinésico puede percibirse de cuatro maneras diferentes y de forma independiente o conjunta: visualmente (la dirección y duración de la mirada), audiblemente (un aplauso), tactilmente, (un beso) y cinestésicamente, es decir, a través de un objeto que actúa como transmisor (por ejemplo, el jugueteo con el pelo).

El estudio científico de los comportamientos cinésicos se desarrolló enormemente a partir de los años sesenta del siglo XX gracias a disciplinas como la psicología social y clínica, la etología, la antropología cultural, la etnología o la semiótica, entre otras. No obstante, las observaciones acerca de las expresiones emocionales que en 1872 realizó Darwin fueron muy importantes para el desarrollo de dichos estudios. Actualmente, parece existir un acuerdo por el que se reconoce a  R. Birdwhistel  el papel de verdadero fundador de la cinésica como campo de estudio.

Se han realizado variadas clasificaciones de los elementos cinésicos, la más sencilla es la que diseñan P. Ekman y W. V. Friesen (1969), recogida en Knapp (1980):

Emblemas

Son actos no verbales que admiten una transposición oral directa; por ejemplo, los gestos con los que alguien manifiesta estar de acuerdo con su interlocutor. La mayoría de los emblemas son específicos de una cultura, pero existen algunos que describen acciones humanas que parecen trascender la barrera cultural, por ejemplo, el gesto de comer (llevarse la mano hacia la boca). Normalmente, se utilizan para ayudar a la comunicación cuando los canales verbales están bloqueados o no existen.

Ilustradores

Se trata de actos no verbales que aparecen directamente unidos al habla o acompañándola y que sirven para ilustrar lo que se dice. Estos movimientos pueden enfatizar una palabra, señalar un objeto presente, representar una acción corporal, etc. Aparecen normalmente en situaciones en que la comunicación es difícil, por ejemplo, cuando no se conoce la palabra exacta que designa un objeto.

En este vídeo del discurso del rey Felipe VI, pronunciado tras el referéndum de Cataluña, se puede ver cómo el Rey ha utilizado muchos más ilustradores de lo que suele manifestar, lo cuál significa que está comprometido y cree en lo que dice. Se esfuerza por enfatizar sus palabras y que el mensaje llegue a través de la pantalla. Destaca especialmente la apertura de manos y brazos en señal de ofrecimiento al dirigirse al pueblo catalán.

Adaptadores

Se cree que estos actos se desarrollan durante la niñez como esfuerzos de adaptación para satisfacer las necesidades o cumplir distintas funciones sociales, como, por ejemplo, cubrirse los ojos como gesto de vergüenza.

Cuando se habla en público hay que intentar controlar los gestos adaptadores ya que transmiten inseguridad, mientras que los ilustradores pueden aportar credibilidad a quien los utiliza de forma habitual. Los primeros suelen vincularse al nerviosismo, y los segundos a la elocuencia.

Un ejemplo muy gráfico lo encontramos en una de las intervenciones de Soraya Sáez de Santamaría. Aunque se trata de una comunicadora competente -y la exposición que realiza no tiene mayor complejidad, por ser un tema positivo y que domina- se puede ver desde un momento la lucha entre los gestos adaptadores e ilustradores para hacerse con el control de la comunicación.

En los cuatro minutos que dura la intervención, se contabilizan 9 gestos adaptadores y 103 ilustradores, que acaban ganando la batalla tras casi un minuto y medio de pelea. Es curioso que a partir de ese momento (acelerado en el vídeo para facilitar su visionado) los adaptadores desaparecen por completo hasta que termina de hablar, cuando se da la vuelta demasiado rápido, huye del micrófono y se toca el pelo con otro gesto adaptador.

Reguladores

Hay actos no verbales que mantienen y regulan el intercambio comunicativo. Indican al hablante que continúe, repita, se apresure, termine, etc. Los gestos reguladores más frecuentes son las indicaciones de cabezas (como asentimientos) y la mirada fija. las inclinaciones rápidas de cabeza implican el mensaje de apresurarse y acabar de hablar, mientras que las lentas piden al interlocutor que continúe e indican al oyente que le parece interesante y que le gusta lo que se está diciendo.

Parece que la mayoría de los reguladores están tan interiorizados que no somos conscientes de realizarlos; sin embargo, somos muy conscientes cuando los producen otros.

Expresivos-afectivos

Son, principalmente, gestos faciales que expresan estados afectivos, aunque también el cuerpo puede transmitir muestras de afecto. Estas muestras de afecto pueden repetir las producciones lingüísticas orales, contradecirlas o no guardar relación con ellas.

Ahora os toca a vosotros: localizad los tipos de gestos que se pueden ver en este vídeo: