Arquitectura manchega

El Quijote es una novela fundamentalmente de espacios abiertos, pero en ella se refleja la vivienda tradicional manchega en su relación con el medio ambiente y con las actividades económicas que en él se realizaban. Las casas manches eran auténticos centros de producción y administración desde las que se regían las propiedades pertenecientes a los caballeros, hidalgos o campesinos ricos, lo cual determinaba su estructura arquitectónica. Por supuesto, también se reflejan las diferencias sociales, y así, junto a las casas solariegas y las de labranza, encontramos las pobrísimas casas de los labradores, los «chozos» de los pastores trashumantes o los «bombos», refugios abovedados de forma circular donde se refugiaban jornaleros y braceros durante la vendimia o la siega.

La casa manchega típica

Unknown-8En la casa solariega típica se distingue la vivienda propiamente dicha de la zona destinada al trabajo y a los animales. Cada una de estas partes estaban dispuestas en torno a un espacio abierto, patio y corral, respectivamente.

A veces el patio estaba rodeado en el piso superior por una galería de madera sostenida por columnas, mientras que debajo de él se encontraba la bodega. La habitación más importante era la cocina, que alrededor de una chimenea de campana hacía las veces de cuarto de estar, pues en ella se desarrollaba gran parte de la vida cotidiana.

Las casa de los labradores pobres

En el siglo XVII las casa de los labradores pobres eran de madera de encina, madroño y jara, cubiertas de teja y escoba o, en el mejor de los casos, hechas de adobe. Su interior constaba de una sola habitación miserable, con una mesa basta, banco de madera y hogar. Generalmente no tenía cama, y la familia dormía hacinada en el suelo apisonado o sobre un tablón.

CASA

Las quinterías

Como en La Mancha había mucha distancia entre las tierras de labor y los pueblos, eran necesarias casa de labranza llamadas quinterías cercanas a los cultivos. Tenían una estructura similar a las casa solariegas, pero más amplias.

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Edificios religiosos

A lo largo de sus aventuras, don Quijote y Sancho nunca entran en un edificio religioso. Solo en la localidad de El Toboso se encuentran con una iglesia, que s cuando el caballero dice la famosa frase: «con la iglesia hemos dado, Sancho».

Sin embargo, esta ausencia en la obra contrasta con la enorme cantidad de iglesias, santuarios, capillas, ermitas, etc., que, según las Relaciones Topográficas de Felipe II (1570-1580) había en La Mancha.

Iglesia de El Toboso

Iglesia de El Toboso