Poema de Fernán González (c.1250)

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El Poema de Fernán González completa la serie del mester de clerecía en el siglo XIII. Fue escrito probablemente, en opinión de Menéndez Pidal y Carroll Marden, hacia mediados de la centuria y conservado en un solo manuscrito, conservado en la biblioteca de El Escorial, que es una copia tardía del siglo XV, en la que intervienen dos copistas que modernizan el lenguaje, introducen gran cantidad de errores y dan muestras de un reprobable descuido.

220px-Poema_fernan_gonzalez.jpgSe supone que su autor fue un monje del monasterio de San Pedro de Arlanza o, cuando menos, que estaba muy ligado a él, ya que toda la vida del héroe gira en torno a este lugar.

El poema, que en una larga introducción de 160 estrofas resume la historia de España desde la aparición del Cristianismo hasta la caída de los visigodos, relata la vida entera del conde castellano y combina datos históricos con todos los elementos legendarios que adornan la vida del héroe: la profecía del ermitaño de Arlanza a consecuencia de la cual funda el conde el monasterio, el episodio de la venta del caballo y el azor al rey de León don Sancho, la independencia del condado, al prisión del conde, libertado por doña Sancha, la anécdota del arcipreste que pide la honra de aquella a cambio de su silencio, etc.

Sabemos que las hazañas del conde Fernán González fueron exaltadas en un cantar de gesta perdido. Esto no significa que el monje de San Pedro de Arlanza lo siguiera como fuente única: hay en su poema huellas de otros textos. El Cantar hace hincapié en la rebeldía del conde contra el rey leonés; en cambio, en el Poema este rasgo queda mucho más atenuado, a la par que se traza la imagen de un héroe enormemente piadoso para conectarlo con el monasterio y establecer un lazo indisoluble entre los designios de Fernán González, de Castilla y de San Pedro de Arlanza.

En la obra de juglaría la infancia del conde es ya un anticipo de su vocación caballeresca; es criado por un anciano experto en el ejercicio de las armas que le transmite sus habilidades.

En cambio, el clérigo hace que el niño sea misteriosamente robado por un carbonero y criado en la montaña, episodio que el poeta toma del acervo folclórico y de otras lecturas. Quiere marcar un deliberado contraste entre estos orígenes humildes y la grandeza futura del héroe.

El poeta de Arlanza, a pesar de su condición de clérigo, sabe  adaptarse perfectamente al ambiente heroico y guerrero que anima todo el relato, y son precisamente los episodios bélicos los que alcanzan mayor perfección formal y una entonación más robusta.

El Poema de Fernán González resulta una interesante fusión de elementos  del mester de clerecía y el mester de juglaría.

Intención

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San Pedro de Arlanza (Burgos)

El Poema de Fernán González fue compuesto para ensalzar las virtudes y hazañas del héroe castellano. Berceo, agregado al monasterio navarro de San Millán de la Cogolla, en su Vida  de San Millán, había arrancado al famoso conde de su Castilla nativa y exagerado su conexión con su propio monasterio.

Uno de los fines principales que movieron al autor del Poema fue restituir al conde a su solar de origen y restablecer su preponderante relación con San Pedro de Arlanza.  Berceo cuenta en su Vida  la historia de los votos del conde a San Millán, ofrecidos por el héroe en acción de gracias por la ayuda que le había prestado en la batalla. Esta historia convertía a San Millán en el santo patrono del conde castellano, pero el poeta de Arlanza, empujado por su patriotismo regional, tenía que modificar tal situación: era Arlanza el que había recibido primero los obsequios del conde, y debido a su predilección por dicho monasterio había querido que su cuerpo fuera enterrado en él.

Para ello el poeta ideó el episodio de la caza y la profecía del ermitaño y lo enlazó con las leyendas sobre el conde que estaba reescribiendo. En el Poema el monje Pelayo profetiza al conde su poder futuro y el triunfo contra Almanzor en la batalla del día siguiente, y el conde le promete a Pelayo el quinto del botín para fundar allí una iglesia y un monasterio capaz para cien monjes; y expresa además su deseo de ser allí enterrado. Tal había sido el origen de la casa de Arlanza.

Cumplida la primera parte de su propósito, el poeta necesitaba destruir la conexión entre su héroe y el santo de la Cogolla. Berceo, en su Vida, refería que san Millán, en una visión, había prometido a Fernán González la victoria sobre Almanzor, y confirma luego que la presencia de Santiago y san Millán durante la batalla había proporcionado el triunfo. En el Poema, san Millán se aparece también al conde, efectivamente, y le promete su asistencia; pero no se presenta después; es solo Santiago. Los comentaristas han señalado esta incomparecencia del santo navarro como un descuido u olvido del poeta, pero Keller subraya, por el contrario, la bien estudiada habilidad del monje de Arlanza: san Millán quedaba así inequívocamente desligado del triunfo del conde; si conservó en el relato la promesa, fue para hacer más evidente que el santo de Berceo había faltado a su palabra y no había tenido parte alguna en la victoria del castellano. De esta manera, dice el comentarista, el poeta de Arlanza completaba su tarea de repatriación y de restauración. Keller comenta, no sin gracia, que el autor del Poema no era más escrupuloso con la verdad que el monje de la Cogolla que había falsificado el documento de los votos, porque el monasterio de Arlanza existía ya antes de que Fernán González le ofreciera sus primeros regalos.

En lo que respecta a sus valores literarios el Poema presenta ángulos diversos. Algunos autores lo consideran bastante inferior a otras obras del mester de clerecía. Destaca, por otra parte, la personalidad del conde, creado «con indiscutible altura épica».  Su personalidad se exhibe de una manera que podríamos llamar procesional, en constante posesión de su jerarquía, elevada a la contemplación de los demás. Jamás pierde esta mesura típica del héroe.

Estructura del Poema de Fernán González

Keller, en su estudio sobre la estructura del Poemaexamina minuciosamente el curioso plan de composición que se ha trazado el autor y que sigue rígidamente hasta en los menores detalles; el número tres parece ejercer sobre él como una mágica fascinación, y organiza toda su obra en torno a esta estructura tripartita, con secciones y subsecciones de tres partes cada una, sin contar con la repetida aparición de dicho número para las cosas más diversas: ejércitos, animales, días de batalla, etc. Obligado a encerrarse en este esquema matemático, corta en ocasiones o aumenta en otras las partes episódicas del poema, exigencia que puede explicar a veces ciertas arbitrariedades y la imperfección de algunas porciones. Según Keller, el Poema de Fernán González es el primer ejemplo, en nuestra literatura, de una obra que sufre las consecuencias de un plan demasiado preconcebido y complejo.

 

Un fragmento del Poema de Fernán González

Invocación e introducción

En el nonbre del Padre, que fizo toda cosa,
del que quiso nasçer de la Virgen preciosa,
e del Spiritu Santo, que igual dellos possa,
del conde de Castiella quiero fer vna prossa

El Sennor que crio la tierra e la mar,
e las cosas pasadas que yo pueda contar,
el, que es buen maestro, me deve demostrar
commo cobro la tierra toda de mar a mar.

Contar vos he primero de commo la perdieron
nuestros anteçessores, en qual coita visquieron,
commo omnes deserdados fuydos andodieron;
esa rrabia llebaron, que ende non morieron.

Muchas coitas passaron nuestros anteçessores
muchos malos espantos, muchos malos sabores,
sufrien frio e fanbre e muchos amargores:
estos viçios d’agora estonz eran dolores.

En tanto, desde tienpo ir vos he yo contando
commo fueron la tierra perdiendo e cobrando,
…………………………………………………………
fasta que todas fueron al conde don Fernando.

Commo es mucho luenga desde el tienpo antigo
commo se dio la tierra al buen rey don Rodrigo,
commo la ovo a ganar el mortal enemigo:
de grand honor que era torno l’ pobre mendigo.

Esto fizo Mafomat, de la mala creençia,
………………………………………………………….
………………………………………………………….
predico por su boca mucha mala sentençia.

Desque ovo Mafomat a todos predicados,
avien los coraçones las gentes demudados,
………………………………………………………….
e la muerte de Cristus avian la olvidado.

Desque los españoles a Cristus conosçieron,
desque en la su ley bautismo resçibieron,
nunca en otra ley tornar se non quisieron,
mas por guarda d’aquesto muchos males sufrieron.

Esta ley de los santos que oyeron predicada,
por ella la su sangre ovieron derramada,
apostoles e martires, esta santa mesnada,
fueron por la verdat metidos a espada.

Fueron las santas virgines en este afirmamiento:
de varon non quisieron ningun ayuntamiento,
de los viçios del mundo non ovieron talento:
vençieron por aquesto al bestion mascariento.

Los primeros profetas esto profetizaron,
los santos confessores esta ley predicaron,
ca en los otros dioses verdat nunca fallaron;
San Juan lo afirmo quando l’ descabeçaron.

Muchos reyes e condes e muchas potestades,
papas e arçobispos, obispos e abades,
por esta ley murieron, esto bien lo creades,
por ende han en los çielos todas sus heredades.