Guido Cavalcanti (1255-1300)

Guido Cavalcanti nació en Florencia hacia 1255 en una familia noble y rica. En 1267 fue prometido a Beatrice, hija de Farinata degli Uberti. Tuvo cargos públicos y participó activamente en las luchas intestinas de la ciudad: se conoce su rivalidad con Corso Donati, al que Guido en una ocasión intentó matar, así como su condena al exilio en junio de 1300, cuando el gobierno local trató de salvar a la ciudad mandando al exilio a los jefes de los dos bandos. Tras revocársele el exilio por razones de salud, murió poco después, en agosto de 1300.

El dolce stil novo (Dulce estilo nuevo)

Cavalcanti es considerado el mayor representante del dolce stil novo. Con esta expresión toscana  se denomina a un grupo de poetas italianos de la segunda mitad del siglo XIII, integrado por Guido Guinizelli, Dante Alighieri, Lappo Gianni, Cino da Pistoia, Gianni Alfani, Dino Frescobaldi, además, por supuesto, de Guido Cavalcanti.

Los poetas del dolce stil novo toman de la tradición trovadoresca las convenciones  del amor cortés, valoran la sinceridad y la armonía entre hombre y naturaleza, emplean en sus poemas la lengua toscana y el soneto, la canción y la balada como metros más frecuentes.

De Cavalcanti quedan poco más de cincuenta composiciones la mayor parte de tema amoroso. Son poemas intensos, difíciles hasta hacerse herméticos, pero que resultaron fascinantes no solo a sus contemporáneos sino a poetas posteriores.  Siguiendo la tradición del amor cortés, sus poemas están dirigidos a una mujer idealizada y el sentimiento del amor está vinculado a ideas muy complejas y dramáticas. El amor se considera una pasión destructiva que golpea, hiere y ahoga en tristeza al amante. Es frecuente que el amor hiera por los ojos y que la «salud del alma» esté relacionada con «espíritus» que huyen o se debilitan ante la irrupción de la pasión no correspondida.

Su canción «Donna mi prega» (Una mujer me ruega), junto con otra de Guinizelli («Al cor gentil» = Al corazón noble) se consideran los textos doctrinales de la escuela, llegando a ser en el siglo XVI objeto de comentarios filosóficos. El poeta estadounidense Ezra Pound en el siglo XX lo exaltó por su precisión descriptiva al tratar un tema abstracto:

Donna me prega, – per ch’eo voglio dire
d’un accidente – che sovente – è fero
ed è si altero – ch’è chiamato amore:
sì chi lo nega – possa ‘l ver sentire!
Ed a presente – conoscente – chero,
perch’io no sper – ch’om di basso core
a tal ragione porti canoscenza:
ché senza – natural dimostramemto
non ho talento – di voler provare
là dove posa, e chi lo fa creare,
e qual sia sua vertute e sua potenza,
l’essenza – poi e ciascun suo movimento,
e ‘l piacimento – che ‘l fa dire amare,
e s’omo per veder lo pò mostrare.
In quella parte – dove sta memora
prende suo stato, – sì formato, – come
diaffan da lume, – d’una scuritate
la qual da Marte – vène, e fa demora;
elli è creato – ed ha sensato – nome,
d’alma costume – e di cor volontate.
Vèn da veduta forma che s’intende,
che prende – nel possibile intelletto,
come in subietto, – loco e dimoranza.
In quella parte mai non ha pesanza
perché da qualitate non descende:
resplende – in sé perpetual effetto;
non ha diletto – ma consideranza;
sì che non pote largir simiglianza.
Non è vertute, – ma da quella vène
ch’è perfezione – (ché si pone – tale),
non razionale, – ma che sente, dico;
for di salute – giudicar mantene,
ch la ‘ntenzione – per ragione – vale:
discerne male – in cui è vizio amico.
Di sua potenza segue spesso morte,
se forte – la vertù fosse impedita,
la quale aita – la contraria via:
non perché oppost’ a naturale sia;
ma quanto che da buon perfetto tort’è
per sorte, – non pò dire om ch’aggia vita,
ché stabilita – non ha segnoria.
A simil pò valer quand’om l’oblia.
L’essere è quando – lo voler è tanto
ch’oltra misura – di natura – torna,
poi non s’adorna – di riposo mai.
Move, cangiando – color, riso in pianto,
e la figura – co paura – storna;
poco soggiorna; – ancor di lui vedrai
che ‘n gente di valor lo più si trova.
La nova- qualità move sospiri,
e vol ch’om miri – ‘n non formato loco,
destandos’ ira la qual manda foco
(Imaginar nol pote om che nol prova),
né mova – già però ch’a lui si tiri,
e non si giri – per trovarvi gioco:
né cert’ha mente gran saver né poco.
De simil tragge – complessione sguardo
che fa parere – lo piacere – certo:
non pò coverto – star, quand’è sì giunto.
Non già selvagge – le bieltà son dardo,
ché tal volere – per temere – è sperto:
consiegue merto – spirito ch’è punto.
E non si pò conoscer per lo viso:
compriso – bianco in tale obietto cade;
e, chi ben aude, – forma non si vede:
dungu’ elli meno, che da lei procede.
For di colore, d’essere diviso,
assiso – ‘n mezzo scuro, luce rade,
For d’ogne fraude – dico, degno in fede,
che solo di costui nasce mercede.
Tu puoi sicuramente gir, canzone,
là ‘ve ti piace, ch’io t’ho sì adornata
ch’assai laudata – sarà tua ragione
da le persone – c’hanno intendimento:
di star con l’altre tu non hai talento.
Mujer me ruega y yo quiero decir
de un accidente que a menudo duele
y es tan altivo que es llamado “Amor”.
¡La verdad escarmiente a quien lo niegue!
Y por lo tanto alguien que entienda busco,
ya que no creo que nadie necio y vil
algo de esta cuestión pueda entender,
porque no quiero sin filosofía
de la naturaleza demostrar
donde reside y lo que lo genera,
y cuál es su virtud y su potencia,
la esencia, luego, y cada movimiento,
y su placer que amar es definido
y si se puede con los ojos ver.
En esa parte donde está memoria
toma su estancia (le da forma, como
al diáfano la luz, oscuridad
que desde Marte viene) y allí se asienta.
Fenómeno sensible es quien lo crea,
actúa cual alma y cual corazón quiere.
Viene de una visión que entra en la mente
que toma en el posible intelecto,
como en sujeto, su lugar estable.
Pero no ejerce aquí ningún poder
porque sus formas no tienen materia:
eterno efecto es el que le ilumina,
razón le mueve y no gusto o placer,
así que dar no puede semejanza.
No es virtud, pero viene de aquella
que es perfección , y tal se considera,
no racional sino que siente, digo;
enajenada, razonar pretende,
y ocupa de razón deseo el sitio:
discierne mal, ya que los vicios sigue.
A menudo de muerte es productivo,
si se le impide actuar a la virtud
que favorece la contraria vía,
pero no porque sea innatural
sino porque no observa la medida
así que vivo no puede decirse
el que sobre sí mismo no es el dueño.
Y lo mismo se diga si se olvida.
Su ser es cuando tanto es el querer
que más allá va de lo natural,
ya que no goza nunca de descanso.
Vuelve , cambiando color, risa en llanto,
y por miedo el aspecto transfigura;
en un estado poco dura, en gente
verás que de valor siempre se encuentra.
Produce esta pasión muchos suspiros,
por la obsesión de algo inexistente,
entonces se despierta ira encendida
(no puede imaginarse sin sentirlo),
paraliza, por mucho que se busque,
atando a él, porque allí está el placer
y desde luego no sabiduría.
De tal inclinación saca mirada
que promete placer sin duda alguna:
tomado así, no puede ya ocultarse.
Bellezas no salvajes son la flecha,
ya que este desear temor lo afina,
así honra consigue el afectado.
No es cosa que se pueda ver por ojos:
estando dentro, no puede alumbrarse
o sea, forma no es que pueda verse,
y menos él, ya que de ella procede.
Privado de color, de ser vaciado
se asienta en medio oscuro y la luz borra.
Sin engañar os digo, y os lo prometo,
que sólo de éste sale algún compenso.
Puedes segura ir adonde quieras,
canción, ya que yo tanto te adorné
que tu mensaje será muy alabado
por quienes tienen uso de razón:
de estar con otros tú no tienes ganas.

Sus sonetos y baladas que cantan a cierta «Giovanna» o a «Madonna Primavera» continúan los motivos de Guinizelli desarrollándolos según un doble registro: unas veces celebrando el amor como fuerza pasional y enemiga que asalta, desasosiega y turba al hombre, y otras cantando las alabanzas de la «noble señora». Cavalcanti halló en algunas de sus composiciones una fuerza y exquisitez de expresión y una fluidez rítmica como hasta entonces no había existido en la poesía italiana, por lo que los temas típicos de la escuela –la aparición de la mujer, su saludo, la emoción del hombre al verla– reciben en sus manos un timbre y una huella personales. La variedad de sus intereses queda demostrada, además, por la presencia entre sus poemas de una serranilla de gracioso manierismo, algunos sonetos cómico-realistas, poemas de correspondencia entre los que destaca el famoso soneto de queja a Dante, así como baladas, una de las cuales, «Perch’ io non spero» (Como ya no espero), compuesta bajo el temor a su muerte inminente, considerada durante mucho tiempo como su obra más lograda:

Perch’i’ no spero di tornar giammai,
ballatetta, in Toscana,
va’ tu, leggera e piana,
dritt’a la donna mia,
che per sua cortesia
ti farà molto onore.Tu porterai novelle di sospiri
piene di dogli’ e di molta paura;
ma guarda che persona non ti miri
che sia nemica di gentil natura:
ché certo per la mia disaventura
tu saresti contesa,
tanto da lei ripresa
che mi sarebbe angoscia;
dopo la morte, poscia,
pianto e novel dolore.
Tu senti, ballatetta, che la morte
mi stringe sì, che vita m’abbandona;
e senti come ’l cor si sbatte forte
per quel che ciascun spirito ragiona.
Tanto è distrutta già la mia persona,
ch’i’ non posso soffrire:
se tu mi vuoi servire,
mena l’anima teco
(molto di ciò ti preco)
quando uscirà del core.
Deh, ballatetta, a la tu’ amistate
quest’anima che trema raccomando:
menala teco, nella sua pietate,
a quella bella donna a cu’ ti mando.
Deh, ballatetta, dille sospirando,
quando le se’ presente:
«Questa vostra servente
vien per istar con voi,
partita da colui
che fu servo d’Amore».
Tu, voce sbigottita e deboletta
ch’esci piangendo de lo cor dolente,
coll’anima e con questa ballatetta
va’ ragionando della strutta mente.
Voi troverete una donna piacente,
di sì dolce intelletto
che vi sarà diletto
starle davanti ognora.
Anim’, e tu l’adora
sempre, nel su’ valore.
Pues que nunca jamás retorne acaso,
Ballatilla, a Toscana,
Vete ligera y llana
Presto a la amada mía,
Quien, por cortés y pía,
Te colmará de honores.
Llévale nuevas, cuando yo suspire,
De mi grave dolor y honda amargura;
Mas cuida que persona no te mire
Que alma no sea de gentil natura;
Porque, entonces, por grave desventura
Serías reprendida
De la que me es la vida
Con notable inclemencia,
Y tras de mi existencia
Llorara sus rigores.
Ya ves tú, Ballatilla, que la muerte
Me acosa, y que la vida me abandona;
Ya ves que el corazón que latió fuerte
Aun late cuando de ella se razona:
Mas está tan quebrada mi persona
Que no puedo valerme;
Si quieres complacerme,
Al alma que te entrego
(Ve que por Dios lo mego)
Concede tus favores.
Ah, Ballatilla, á tu amistad obligo
Esta alma mía que ya está temblando;
Ante mi amada llévala contigo,
Que, una y otra, á su presencia mando;
Ah, Ballatilla, dile suspirando
Cuando le estés presente:
«Para que os sea sirviente
Y esté con vos unida,
Esta alma os doy, venida
De quien murió de amores.»Y tú, mi débil voz, franca y sencilla
Que huyendo vas del corazón doliente,
Con mi alma y con esta Ballatilla,
Habladle todas de mi extinta mente.
Encontraréis señora tan placiente
Y de tan claro juicio,
Que estando á su servicio
Se harán las horas breves.
Alma, tú honrarla debes
En sus gustos menores

Cavalcanti mantuvo estrechas relaciones con literatos y poetas de la época. Brunetto  Latini fue, según parece, su maestro; Guittone le dedicó algunas composiciones; Dante lo considero, en la Vita nova, «primo de li miei amici» (el primero de mis amigi), lo recordó en la Divina Comedia, en un pasaje tan famoso como divertido y aseguró otra vez que Cavalcanti le había quitado a Guinzelli «la gloria de la lengua»; los stilnovistas lo imitaron ampliamente, sobre todo Gianni Alfani. Pronto florecería respecto a él una leyenda que lo presentó como un «gran lógico»  y «buen filósofo», desdeñoso, abstraído de las cosas mundanas, leyenda que desde cronistas como Dino Compagni y Giovanni Villani pasó a los escritores de cuentos: Boccaccio le dedicó un cuento entero, y Sacchetti lo representó con los rasgos del sabio burlado por un jovenzuelo.

Una respuesta a una respuesta

Ezra Pound tradujo los poemas de Guido Cavalcanti al inglés en su libro The sonnets and ballads of Guido Cavalcanti (1912). En su libro Personae Pound escribió el poema Guido te invita así que, como indica K.K. Ruthven en A guide to Ezra Pound’s Personae es una «respuesta a una respuesta». La historia es bonita.

Dante escribió un soneto, el XXXII, en el que describe cómo él y sus amigos Guido y Lappo podrían embarcarse con sus amadas en un idílico viaje de amor. Guido respondió a esta invitación con otro soneto en el que declaraba que ya no estaba enamorado de la misma mujer, por lo que era indigno de acompañar a sus amigos. A Pound le gustaba creer que Guido estaba felizmente casado y sugiere en su poema que el poeta rechazó la oferta de Dante porque estaba demasiado enamorado de su propia esposa como para querer compañía de otros. Aquí tenéis el poema de Pound:

Dejo atrás a Lappo y a Dante,
¡me gustaría recorrer los mares solo contigo!
No me hables de amor, ni de violines baratos,
mío es el barco y tuya la mercancía,
la ciega tierra desconoce la empresa
que tú reclamas y yo reclamo.

Mira, te he visto atada por sueños,
mira, he conocido tu corazón y su deseo;
¡La vida, entera, mi mar y todas las corrientes de los hombres
se funden en él como llamas del fuego de un altar!

¡Mira, tú no has navegado! El barco es mío.