Cantar de Roldán (c. 1098)

El Cantar de Roldán es el cantar de gesta más antiguo de la literatura francesa. La versión del Cantar que los críticos consideran más perfecta es la que se halla contenida en un manuscrito de la Biblioteca Bodleiana de Oxford, escrita en un dialecto de francés antiguo y fechada en el siglo XII.

La obra, de autor desconocido, como todos los grandes poemas épicos medievales, fue copiada por un clérigo que, al parecer, no se limitó a transcribir la versión, sino que llevó a cabo una refundición de las versiones previas con intención claramente artística y literaria, hecho que permitía explicar la notable calidad técnica y literaria del Cantar. De este clérigo solo sabemos que se llamaba Turoldo, tal y como aparece en el último y enigmático verso del poema: «Ci fait la geste de Turoldus declinet» (Aquí acaba la gesta de Turoldo) en el que no queda claro el significado de declinar, ya que puede aludir tanto a «componer» como a «transcribir».

El argumento de la Chanson de Roland

En el poema, Carlomagno, que ha conquistado ya toda España, excepto Zaragoza, envía a esta ciudad a Ganelón para negociar con el rey moro Marsilio. Ganelón, sin embargo, que se ha sentido ofendido por Roldán, sobrino de Carlomagno, pacta con Marsilio la traición. Ya de vuelta a Francia, los árabes atacan al ejército francés. Roldán, a punto de morir, toca el olifante para prevenir a Carlomagno. Cuando este llega, lo único que encuentra es el campo de batalla lleno de cadáveres. Entonces el sol se detiene para dar tiempo a que los francos alcancen y derroten a las tropas árabes de Marsilio. Alda, prometida de Roldán, muere al conocer el trágico fin de su amado.

A pesar de la base histórica de este argumento, el autor reelabora y selecciona algunos datos, alterando la veracidad de los hechos del modo que considera más conveniente la eficacia narrativa de su relato. Así, por ejemplo, se presenta la península ibérica en el año 778 totalmente dominada y controlada por los musulmanes, con el fin de dotar mayor aliento épico a la gesta de las tropas francas.

En este vídeo podéis ver algunos datos interesantes sobre la realidad de la batalla de Roncesvalles que se cuenta en el Cantar de Roldán:

La métrica del Cantar de Roldán

Desde el punto de vista métrico, el Cantar está compuesto por versos endecasílabos, por tanto, de medida regular, rima asonante y repartido en laisses o tiradas de longitud desigual. Así pues, se combinan elementos de la métrica culta con rasgos de la métrica popular.

Los personajes del Cantar de Roldán

Los protagonistas están claramente caracterizados, siguiendo técnicas propias de los cantares de gesta, como el empleo habitual de epítetos épicos o la asociación simbólica de los héroes con sus espadas y corceles. Entre los personajes destacan los siguientes:

  • Carlomagno, que aparece caracterizado como un anciano sabio y paternalista, que se preocupa por el bienestar de su sobrino y recibe diversas visiones de naturaleza religiosa que le alertan de los futuros peligros.
  • Roldán, quien se comporta como un joven valeroso y un buen guerrero. Sin embargo, su excesiva temeridad y su soberbia serán dos de los rasgos que conducirán a las tropas francas a su terrible derrota final.
  • Oliveros, compañero fiel y leal de Roldán que trata de frenar al joven en sus impulsos más desmedidos. A lo largo del Cantar representa el buen juicio y la sensatez que, sin embargo, se verán vencidos por la temeridad de Roldán.
  • Turpín, arzobispo que encarna los valores de la religión y que se comporta como un gran soldado en el campo de batalla. Constituye el ejemplo más evidente de la presencia de la religión cristiana en este cantar de gesta.
  • Ganelón, el antagonista del Cantar y al que se caracteriza como un personaje envidioso, hipócrita y traidor, responsable de la derrota final.

El Cantar de Roldán tuvo una enorme influencia en la literatura épica europea y, en el caso de España, sirvió de inspiración para el ciclo basado en el personaje de Fernán Goznález y su sobrino Bernardo del Carpio, que recuerdan –en algunos de sus rasgos, como el parentesco– la relación de Carlomagno y Roldán en este primer cantar de gesta de la literatura europea.

Un fragmento del Cantar de Roldán

LXXXIII
Allí dice Oliveros: «Los paganos son muchos,
y de nuestros franceses me parece haber pocos.
Compañero Roldán, tañed, pues, vuestro cuerno:
cuando Carlos lo oiga, con la hueste vendrá».
Le responde Roldán: «Haría como un necio,
pues en la dulce Francia perdería mi fama.
Con Durandarte ahora yo daré grandes golpes,
saldrá llena de sangre hasta el oro del pomo.
Los malvados paganos morirán en los puertos
os juro yo que todos tienen la muerte cierta».
LXXXIV
«Compañero Roldán, tañed el olifante;
cuando Carlos lo oiga, con la hueste vendrá
y del rey y de sus nobles seremos socorridos.»
Le responde Roldán: «¡No lo permita Dios,
que toda mi familia sufra afrenta por mí
ni que la dulce Francia caiga en el deshonor!
Haré que Durandarte hiera continuamente,
esa mi buena espada que ciñe mi costado
¡todos veréis su hoja ensangrentada toda!
Los malvados paganos por su mal se han juntado:
os juro yo que a todos la muerte les espera.»
LXXXV
«Compañero Roldán, tañed el olifante,
así, Carlos lo oirá, que aún está por los puertos.
Y os juro yo que todos los franceses vendrán.»
«¡No lo permita Dios!», le responde Roldán,
«que haya un hombre en el mundo que pudiera decir
que a causa de paganos haya tañido el cuerno!
Por eso, mis parientes reproche no tendrán.
En cuanto que me encuentre en esta gran batalla,
en ella asestaré mil setecientos golpes;
veréis de Durandarte su acero ensangrentado.
Los franceses son buenos, lucharán con valor
y de esos españoles ninguno escapará».
LXXXVI
Allí dice Oliveros: «No hay deshonor en eso;
sarracenos de España muchos he visto yo.
Son tantos que han cubierto los valles y montañas,
han cubierto laderas y han cubierto llanuras.
Muy grandes son las huestes de esta gente extranjera
y nosotros tenemos pequeñísima tropa.»
Le responde Roldán: «Mi valor se acrecienta.
¡No sea la voluntad de Dios ni de sus ángeles
que por mí se perdiera de Francia la valía!
¡Más quiero yo morir que deshonor me venga!
Cuanto más golpeemos, más Carlos nos querrá».