Los personajes del Lazarillo

PERSONAJES

En la variedad de personajes que pueblan el Lazarillo, de diferente extracción social, encontramos otra muestra de la original integración de realidad y literatura. Destacan:

Lázaro, el pícaro protagonista

Es un mozo de humildes orígenes que para hacerse un hueco en el mundo está dispuesto a ejercer diversos oficios, a veces poco lícitos. Lázaro es un personaje desarraigado, marcado por el deshonor y la pobreza. Debe luchar por su propia supervivencia en un medio hostil, lo que consigue con ingenio y astucia

Es consciente de que vive en una sociedad dominada por el engaño y la hipocresía. No tiene ideales; su única preocupación en la vida es saciar el hambre y mejorar social y económicamente.  Con el ciego toma conciencia de su propia soledad y la asume. Evoluciona a lo largo de la obra y, al final, ya maduro, es un hombre cínico y oportunista, que acepta sin escrúpulos una situación deshonrosa.

La creación del personaje de Lázaro va a ser un rasgo de gran importancia en la constitución del nuevo género literario: es característica de la novela moderna que los personajes se vayan modificando a la par de las circunstancias de la vida. Este rasgo se encuentra ya en el Lazarillo, cuyo protagonista va cambiando desde el principio al fin de la obra. El Lázaro niño es muy distinto del Lázaro adulto. La importancia de este hecho se refleja incluso en la estructura misma de la obra. La novela consta de un prólogo y de siete tratados. El último tratado revela que la obra es una carta de contestación en la que se explica un caso: las habladurías en torno a las relaciones de la mujer de Lázaro con el arcipreste de san Salvador. El caso tiene una importancia fundamental porque es el pretexto para que el personaje cuente su historia. Debido a ello, la novela se estructura desde el final, porque los episodios que en ella se incluyen son seleccionados para explicar el caso. Los otros seis tratados pueden dividirse en dos partes: los tres primeros, más extensos, muestran el aprendizaje de Lázaro en la adversidad. En los otros tres, Lázaro empieza a mejorar su nivel de vida. Ha aprendido lo suficiente para sobrevivir, lo que explica que consienta las relaciones adúlteras del arcipreste con su mujer, ya que éste le ha proporcionado un modesto empleo.

La familia de Lázaro

Los lazos familiares marcan a Lázaro con la deshonra desde sus orígenes, ya que su padre y su padrastro son acusados de ladrones y su madre no parece llevar una vida demasiado honorable. También el comportamiento de su mujer es deshonroso.

El ciego

Recoge limosna a cambio de oraciones. Este personaje era también reconocible para los lectores de la época, no solo por su presencia real en las calles, sino por ser además un modelo con abundantes precedentes literarios, como el Baldus. Algunas de las anécdotas que le suceden a Lázaro tienen su origen en relatos tradicionales. Su carácter irascible y suspicaz lo llevan a escarmentar violentamente a Lázaro cuando este trata de quitarle a escondidas comida, y entre ellos va creciendo un rencor que acaba con la venganza y el abandono de Lázaro. Sin embargo, es el ciego quien lo despierta de su inocencia y le enseña la necesidad de ser astuto en la vida.

El cura de Maqueda

Representa la figura del avaro, conocida  desde la literatura antigua. Su codicia y su gula suponen una crítica a la falta de valores cristianos en algunos sectores eclesiásticos. El hambre que Lázaro sufre con él lo obliga a aguzar su ingenio nuevamente para alimentarse.

El hidalgo

Pertenece a la capa más baja de la nobleza y encarna la obsesión por la honra heredada y la limpieza de sangre, que le hacen simular una apariencia que no se corresponde con su miserable vida. Aunque en el siglo XVI tenían el privilegio de no pagar impuestos, su orgullo les impedía trabajar en ningún oficio que no fuera el de escudero, por lo que su situación económica era, a veces, muy difícil. Lázaro critica sus consideración exagerada de la honra pero se compadece de él y le consigue alimento.

El buldero

Es un personaje que vive aprovechándose de la ingenuidad de los fieles cristianos, un tipo frecuente en un momento en que era habitual la venta de bulas y privilegios papales. Con la escenificación del falso milagro acaba con la poca ingenuidad que le quedaba a Lázaro.

El arcipreste de San Salvador

Es una prueba más de la hipocresía y el interés material común a otros personajes de la obra. A pesar de ello, el protagonista lo considera su protector. El «Vuestra Merced» a quien se dirige Lázaro aparece citado como amigo del arcipreste y probablemente sea algún superior suyo.